Hay quien podría pensar que la utilización y comercialización del hielo es algo relativamente moderno pero, lo cierto es que no es así. La evolución de la fabricación de hielo comprende la historia una industria milenaria.
A pesar de que ahora las condiciones en las que se mantiene el hielo son mucho más propicias (existen congeladores y se puede fabricar en grandes cantidades), hace miles de años que se utilizaban con muchos fines distintos, igual que en nuestros tiempos.
En el año 3000 a.C, los mesopotámicos ya sabían de los efectos positivos del hielo sobre los alimentos pero fueron los árabes, mucho después, quienes explotaron al máximo las características del agua congelada, utilizándola para refrescar y conservar alimentos, así como para usos medicinales (anestésico, antiinflamatorio, parar hemorragias o para las quemaduras).
Ya en la Edad Moderna, el hielo se convirtió en un gran aliado de la civilización, y es que en ese momento fue cuando empezó a comercializarse. Utilizaban un pozo que posteriormente aislaban con paja para mantener la temperatura y evitar que el hielo que introducían se descongelase, una vez llegaban épocas más calurosas, lo aprovechaban para los usos habituales y cotidianos como la conservación de alimentos.
De hecho, es de este momento histórico donde surge la expresión “Limpio de polvo y paja”, ya que así era como la Real Cédula dictaba que debía llegar a los hogares el hielo que se comercializaba.
No obstante, no sería hasta el siglo XIX cuando comenzaría el comercio a gran escala con este producto. Fue en Estados Unidos y el encargado fue Frederic Tudor, conocido como “el rey del hielo” en su Boston natal. Este empresario fue el pionero en iniciar el comercio internacional de hielo a través de barcos que iban desde los puertos de Nueva Inglaterra al Caribe, Europa o la India.
Fabricación de hielo artificial
A partir de 1888, el mercado del hielo sufrió otro gran cambio, cuando el científico e ingeniero alemán, Carl von Linde descubrió un ciclo de refrigeración que, posteriormente, finalizaría con la invención de la primera máquina industrial capaz de fabricar hielo de manera artificial. Esto supuso un antes y un después en la industria, ya que, entre otras cosas, permitía la fabricación de hielo más allá del invierno y la posibilidad de un surtido ilimitado del producto.
En la década de los 70, el hielo empezó a distribuirse envasado y en cubos, no en barras como se hacía hasta ese momento. De esta manera, nacen los cubitos de hielo que conocemos hoy en día y que se han popularizado de tal manera que prácticamente son un elemento imprescindible en todos los hogares.
En Hielos Empresa llevamos más de 35 años asesorando y ayudando a crear fábricas de hielo.